Pero de repente nos damos cuenta de que esas maletas están más pesadas que al inicio, porque se colaron las nostalgias, los resentimientos, las malas actitudes, nuestros eternos errores, de los que culpamos a los demás… Una y otra vez repetimos la historia, ante distintas caras, en distintos contextos, mientras encontramos risas ajenas, felicidad foránea.
Y despertamos un día con ganas de salir de viaje… nuevamente.Escapar, huir, poner tiempo, distancia, tierra de por medio. Huir… de nosotros mismos. Los sueños que dejamos de cumplir desaparecen… al imponer nuestras prioridades sobre las de otros, al asumir como propios los sueños de otros, al confundir lo verdaderamente valioso.
La costumbre al dolor, a la tristeza, a la frustración, a la inconformidad, esa sensación crónica de malestar, de vacío, es consecuencia de un autoengaño… ¡que resulta! ya no notamos que lo sentimos. Y vamos por la vida, viviendo, sólo viviendo, día a día, tratando de encontrar el sentido, el motivo, la fuerza porqué luchar.¿PORQUÉ CONFORMARSE CON LO QUE SEA, CON TAL DE NO EXPERIMENTAR SOLEDAD O CARENCIAS? DE COMPAÑÍA, ¿DE ESTATUS?… ¿cómo se le llama a eso? yo se una muy buena palabra.
El inicio del año representa una enorme oportunidad de cerrar ciclos, superar negatividades y retomar proyectos… también supone el motivo para hacerlo. ¿Lo haremos en realidad? ¿Evitar darle prioridad a lo que no vale la pena? ¿qué necesitas que suceda en tu vida para tocar fondo y decidir comenzar a vivir?