Entre tantos misterios del cerebro… la plasticidad cerebral es uno de los más impresionantes y maravillosos. Es la manera en que las redes neuronales se reorganizan, compensando la muerte de neuronas, entre otras causas, por lesiones.
Se ha planteado la idea de que la plasticidad cerebral cura mejor los recuerdos tristes que una sesión de alcohol… y de manera más natural que los fármacos recientemente probados llamados betabloqueantes, que se dice, evitan incluso la formación de recuerdos.
La maravilla de la plasticidad cerebral permite que aquellos recuerdos que dañan, al paso del tiempo cambien su tonalidad obscura por algo un poco más luminoso.
Es la manera por la cual el cerebro redime como una especie de consuelo, pues al paso del tiempo, lo doloroso, lo triste, es poco a poco refinado, limado, hasta convertirse en un recuerdo que daña cada vez un poco menos.
Quizá sea la plasticidad cerebral el medio por el que el cuerpo pone un curita en las heridas del alma.