Ensayo, Mi desvarío

La indulgencia de la plasticidad cerebral

Entre tantos misterios del cerebro… la plasticidad cerebral es uno de los más impresionantes y maravillosos. Es la manera en que las redes neuronales se reorganizan, compensando la muerte de neuronas, entre otras causas, por lesiones.

Se ha planteado la idea de que la plasticidad cerebral cura mejor los recuerdos tristes que una sesión de alcohol… y de manera más natural que los fármacos recientemente probados llamados betabloqueantes, que se dice, evitan incluso la formación de recuerdos.

La maravilla de la plasticidad cerebral permite que aquellos recuerdos que dañan, al paso del tiempo cambien su tonalidad obscura por algo un poco más luminoso.
 
Es la manera por la cual el cerebro redime como una especie de consuelo, pues al paso del tiempo, lo doloroso, lo triste, es poco a poco refinado, limado, hasta convertirse en un recuerdo que daña cada vez un poco menos.

Quizá sea la plasticidad cerebral el medio por el que el cuerpo pone un curita en las heridas del alma.

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De libros y ocurrencias

La resiliencia, una capacidad de sobrevivir

Los materiales tienen una capacidad máxima para absorber energía, antes de sufrir deformaciones, esta propiedad se llama resiliencia. Análogamente se ha utilizado el término para describir la capacidad de una persona de sobrevivir a situaciones traumáticas, resultado de condiciones de vida extremas.

Este concepto lo describió Boris Cyrulnik, neurólogo y psiquiatra, quien vivió el trauma de la muerte de sus padres en un campo de concentración nazi. Naufragando en distintos hogares, ante desprecio y desesperanza, Boris se convirtió de un «patito feo» en un médico investigador, ávido de comprender su sobrevivencia al encontrar personas que lo devolvieron amorosamente a la vida.

En su libro, «Los patitos feos», Cyrulink describe el proceso mediante el cual, un niño sobreviviente de una vida traumática, gracias a su flexibilidad de mente y espíritu, puede convertirse en un adulto pleno, que rescata inclusive un gran aprendizaje y fortaleza de su vivencia. Afirma que el segundo «golpe», es el que afianza el trauma originado por el sufrimiento del primero.

Así, quienes han sufrido en su niñez maltrato, menosprecio, insultos o en casos extremos, han sobrevivido a guerras, abusos y torturas, pueden rescatarse para lograr una vida llena de perdón, bondad y crecimiento.

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