El tan estigmatizado, desconocido, temido y mal entendido trastorno bipolar… antes conocido como psicosis maniaco-depresiva.
¿Quién más que un bipolar conoce y comprende su universo? Muchos han expresado en letras, en pinceladas, en notas, en risas y lágrimas, eso que se experimenta al comportarse el cerebro de una manera inusual y por demás, inesperada.
La causa: un desequilibrio químico, que no permite mantener firme esa delgada línea que divide la tristeza de depresión profunda y alegría de euforia desmedida.
Confundido con rebeldía o con el efecto de estimulantes, el único estimulante real que lo motiva, es la falta del balance normal de neurotransmisores, sustancias químicas en el cerebro.
Se dice que entre el 2 y 7% de la población mundial lo padece, la realidad es que en muchos casos, se desconoce que la inestabilidad anímica tiene este origen, debido a su difícil diagnóstico.
Tan tratable médicamente como la diabetes, que permite una vida completamente normal, su más lamentable inconveniente es el desconocimiento.
Temido como todo lo que no se conoce, envuelto en el misteriosísimo y aún no bien explorado universo del cerebro, estigmatizado como consecuencia.
Emocionalmente, los bipolares se ven sumergidos en una realidad incomprendida, que no encaja en la sociedad, que rompe reglas propias y ajenas, que arriesga bolsillos y amistades, que resquebraja relaciones laborales y familiares. Que lo mismo trae sonrisas de complicidad por la ingenuidad y genialidad de los pensamientos, aún en momentos preocupantes.
El bipolar tiene un lenguaje propio, único, individual, que sólo él comprende, una telaraña de pensamientos que corren a velocidades desconocidas y a nadie más permiten seguir el ritmo, de ahí la incomprensión en la hilaridad de las ideas. Las redes de neuronas parecen mezclarse infinitamente, asociando pensamientos y conceptos con posibilidades increíbles.
Conocido y hasta envidiado en el verdadero medio artístico, ha provocado estudios que rumoran, que un gran porcentaje de escritores, músicos, pintores, de antaño y actuales, premiados y altamente reconocidos, deben su genialidad a este padecimiento.
Personajes tan únicos como: Honore de Balzac, Ernest Hemingway, Charles Dickens, Emily Dickinson, Maria Shelley, Charles Baudelaire, Leon Tolstoi, Virginia Woolf, Lord Byron, Hermann Hesse, Peter Tchaikovsky, George Frederic Handel, Robert Schumann, Victor Hugo, Edgar Allan Poe, Vincent van Gogh, Michelangelo Buonarroti… y más recientes en la conciencia colectiva: Kurt Cobain, Peter Gabriel, Axl Rose, Francis Ford Coppola, Robin Williams, entre muchos otros, que aún no asoman su diagnóstico a las masas, fueron y son bipolares.
Algunos de ellos agradecían incluso a ello, su espíritu genial e inspiración, considerando que el estado que alcanzaban, era tan inigualable y estimulante, que se rehusaban a salir de él.
Otros, finalmente se perdieron en ese laberinto agridulce, que los hizo vivir más intensamente que a muchos en este mundo.