Ensayo, Yo

Alzheimer

Una mente sin recuerdos no tiene nada de resplandeciente. Que eso lo diga quien está involucrado de alguna manera con el terrible deterioro que provoca el Alzheimer.

La memoria a corto plazo parece renunciar a su trabajo. Y el que padece la enfermedad puede recordar lo que hizo veinte años atrás, pero no tiene manera de saber si ha desayunado o no.

La imposibilidad de regenerar a las neuronas, que una vez decididas a no funcionar más no dan marcha atrás, evita que este mal avance sin freno, dejando a la persona vacía, en una angustia provocada por la incapacidad de recordarse hasta a sí misma.

Tantos miles de dólares se malgastan en tonteras, cuando necesidades como la cura de padecimientos como éste deberían ser prioridad.

A menos que ejercitemos nuestras neuronas de forma habitual, así como hacen algunos con el cuerpo, muchos de nosotros estarán (¿estaremos?) condenados a perder al final de la vida aquello que es lo único que termina haciendo vivir, los recuerdos.

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