Mi desvarío, Poesía

In memoriam

Noche de luna salada.
Mar de luna dormida.
Luna de mar triste.
Mar de noche traquila.
Duerme cielo índigo, nuestro viejo.
Tu sangre lejana te añora,
tu herencia de espíritu guía.

En memoria de Julio Juvenal Martínez Rodríguez, profesor, padre y abuelo.
Te extrañamos

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Ensayo, Mi desvarío

Esa dama inesperada

Esa dama inesperada, que deja a su paso tristeza en el alma, que no avisa, que reclama una tarde cualquiera.
Tan temible que no podemos ni queremos pronunciarla y que está tan presente como la vida misma, porque es parte de ella.
Que si es justa, es injusta, irascible, incontenible.Va acercándose poco a poco desde que vemos la primera luz, acompañándonos como si fuese amiga del tiempo, de la casualidad inexistente, de la vejez.

Si hay algo que temo en el mundo es a ella, a que toque a quienes amo. Y no puedo más que intentar aceptarla, cada momento en que soy consciente de que es inevitable. Y por eso abrazo, y por eso intento empaparme del aliento de vida de mis amores, en sus risas, en sus canas, en la inmensa sabiduría de su mirada.
Nunca podré, lo sé, hacerle frente con valentía, sin embargo acepto, que dado el momento yo también tendré que rendirme ante ella, aunque no sin antes haber intentado, cada día más que nunca, dejar grabada una sonrisa en el rostro de mis quereres.

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Yo

Skylark

(Hoagy Carmichael /John Mercer)

Skylark,
Have you anything to say to me?
Won’t you tell me where my love can be? Is there a meadow in the mist, Where someone’s waiting to be kissed?

Skylark,
Have you seen a valley green with spring
Where my heart can go a-journeying,
Over the shadows in the rain
To a blossom covered lane?
And in your lonely flight,
Haven’t you heard the music in the night,
Wonderful music,
Faint as a «will-o-the-wisp,» Crazy as a loon,
Sad as a gypsy serenading the moon (Oh)

Skylark,
I don’t know if you can find these things,
But my heart is riding on your wings,
So if you see them anywhere,
Won’t you lead me there?

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Para I, Poesía

Regreso al Mediterráneo

Entre azules y suspiros.
Añora y miente piadosa.
Las olas sabe, cansadas,
lavan, destiñen risas pasadas,
amor de un instante.
Sus ruidos,
atentos tenores,
escuchan cuentos en arrullos.
Lejos se miran sin mirarse porque miran para adentro,
subidos en ese vaivén llamado vida,
sin mirar hacia abajo,
deshojando días y temores
se alejan.

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