Mi desvarío

Dejar la violencia

¿Qué es la violencia? Según su definición, es el acto de ejercer una fuerza excesiva hacia algo o alguien intencionalmente. No siempre se está consciente de si se ha experimentado o no, pero si somos seres humanos, es muy probable que haya sucedido.

El ser humano, como dicho en un cliché, es imperfecto, tanto como sus reacciones primitivas, que en los animales por instinto natural es lo que les lleva a sobrevivir. Pero en el ser humano sucede con consecuencias catastróficas: si su cauce no encuentra un dique.

Esto sucede tan frecuentemente que ya no lo notamos. En gran escala, pero también a una escala pequeña, en nosotros mismos.

La violencia surge desde que uno descarga su enojo sin razón hacia otro, cuando quienes nos rodean terminan “pagando los platos rotos”, siendo el bote de basura de todo lo que frustra, lastima y estresa. Eso también se llama violencia. Aunque sea inconsciente y por ello, aparentemente no intencional.

Es tan difícil evitarla, porque el ser humano es un ser de impulsos cuando no ha aprendido a evitar actuar sin pensar, porque en circunstancias determinadas, no importa el momento, ni la razón en sí, lo que importa es dejar salir el sentimiento que brota de la manera más inapropiada.

Cuando se le permite a este río de emociones seguir un cauce sin poder controlarlo, se rompen límites, se deja de sentir, de tener cordura, se violenta, los valores ya no tienen voz. Se lastima.

Si esto sucede a pequeña escala, cómo no sucederá a grande escala. Entre grupos, en donde se exacerban los sentimientos, donde el asunto no resuelto de uno se combina con el de otro y otro y otro. Se da rienda suelta a la furia y esa fuerza extrema se convierte en una herramienta que hace daño.

No hablo aquí de sentarse en un rincón, vestido de blanco o naranja y cerrar los ojos repitiendo un mantra para poder arreglar el mundo. Para eso que lo hagan quienes saben y pueden generar energía positiva y luz.

Hablo de querer iniciar desde lo más pequeño. De tener la intención y la voluntad de evitarlo en uno mismo. Para empezar. Si el mundo se está matando, es una consecuencia de un montón de factores que quizá no terminamos de comprender, pero que tal vez se iniciaron de una manera tan simple y sencilla como una pésima decisión tomada en un mal día por uno o varios malhumorados, que muy posiblemente lo que sentían era enojo, dolor y furia, en cualquiera de sus colores y sabores. El cauce no tuvo dique que parara el odio y la intolerancia.

Si uno no da cabida a ser influenciado por lo negativo, puede ser que evite una cadena de energía que regresará convertida en algo, que no le gustará. Puede ser.

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