Ensayo, Mi desvarío

Experimentación con animales, ¿un dilema ético?

El tema de la experimentación con animales siempre ha sido polémico. Leyendo comentarios un poco agresivos al respecto pensaba en mi propio dilema, en relación a la investigación médica.

A veces no se recuerda que muchas enfermedades hoy tienen cura gracias a los modelos animales. En algunos tratamientos no hay forma de experimentar «in vitro», sin embargo siguen protocolos estrictos en los que se procura el menor daño a los animales; se crían y se mantienen en condiciones adecuadas y quienes trabajan en laboratorios de este tipo están sujetos igualmente a códigos de ética.

Es cierto que es muy cruel, pero desafortunadamente en estos casos aún no hay alternativas.

La primera vez que vi morir a una pequeña rata blanca en la prueba de un tratamiento contra la epilepsia me dolió mucho, poco faltaba para echarme a llorar. Ver a un ser vivo sufrir, lastima, por la impotencia y en estos casos, por saber que está en ese lugar y en esa situación de manera provocada.

Aquella muerte me enojó también, aunque tiempo después entendí de alguna manera, que esa vida valía porque era de un ser vivo, pero aún más porque gracias a ella y a muchas otras, en el futuro quienes padecen epilepsia, cáncer, Alzheimer, Parkinson e infinidad de enfermedades podrán tener una mejor calidad de vida. Entonces le agradecí literalmente, por ello.

Lo que esto provoca son sentimientos encontrados y un gran dilema ético. Pero precisamente por todos aquellos que sufren, la ciencia no ha podido detenerse. No es trivial de aceptar, pero de no ser así, hoy en día no existirían las opciones de tratamiento que tienen nuestros padres, abuelos, hermanos, parejas, amigos o nosotros mismos.

La industria cosmética y de cierta forma también la farmacéutica, son harina de otro costal. Es sabido que las prácticas de algunos laboratorios son poco éticas y a veces los experimentos no están fundamentados. Siempre es mejor, por ética o por motivos personales, usar productos que no han sido probados en animales y de ser posible, incluso aquellos que contienen ingredientes orgánicos. Así también nos aseguramos de que no se esté experimentando también con nosotros mismos.

En el caso de quienes se dedican a la ciencia, no son precisamente personas que odian y maltratan a los animales. Para muchos de ellos su vocación, trabajo, esfuerzo y frustración diarios son por el bienestar del ser humano. La ciencia también busca la manera de evitar la experimentación con animales y hacia este sentido deben ir las ideas y de algún modo, el reclamo, pero comprendiendo bien el por qué ha sucedido así el avance científico sin más prejuicios.

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