Qué interesante reflexión sobre dar en exceso. ¿Cuál es esa línea tan delgada en donde se divide el dar por amor, por bondad y el dar por culpa o por ego?
Llamamos noble a la persona que nunca dice que no, pero en realidad pensamos y sabemos que es alguien de quien se puede aprovechar cualquiera.
¿De dónde surge la necesidad de dar? ¿ser valorado? ¿ser aceptado? ¿ser necesario? A veces comienza desde la cuna, cuando el amor de los padres (más del padre que de la madre) llega a parecer -y a ser- condicional al «portarse bien».
Dar en exceso, vivir para los otros, quedar siempre bien, dar lo mío aunque me quede sin nada, puede aparentar un bienestar personal inmenso, pero cuando se vuelve de rastros «patológicos» es cuando produce estrés, porque siempre se espera lo mejor de uno, se espera que tenga el comentario atinado, el consejo perfecto, la conducta intachable. No se puede ir por la vida con esa carga.
¿Qué hace que uno quiera ser el todólogo? que va, que lleva, que pone, que siempre está, que siempre tiene buena cara y la mejor actitud, que nunca dice que no, que nunca se equivoca. No resulta sano.
Es válido hacerlo cuando realmente llena, da satisfacción, pero sin olvidarse de los propios límites. Aprender a decir no, resulta tremendamente difícil ¡pero hay que aprender a hacerlo!
Estamos lejos de ser perfectos, comportémonos como somos. Dar exactamente lo que podemos y lo que queremos, no más, no menos. Hasta en esto los excesos son malos.
¿Cuál es el nivel de claridad que tengo con respecto al conocimiento de mis emociones? ¿Puedo delimitar con precisión cuando doy por generosidad o por culpa? ¿Soy generoso cuando le doy unas monedas a un mendigo o mi verdadero motivo es un sentimiento de culpa sutilmente disfrazado? ¿Procuro dar bienes materiales para mostar mi amistad a las personas o por la conveniencia de lo que puedo obtener de ellas? ¿Mido mi valía en función de la capacidad que tengo de dar afecto o bienes materiales? ¿Le doy la razón a alguien porque la tiene o porque me conviene no contradecirlo? ¿Le doy las gracias a las personas y a Dios por los bienes que tengo como una conducta aprendida o por que busco un estado de serenidad? ¿Le doy un trato cortes a un borracho para llevar la fiesta en paz o porque siento compasión por él? ¿Le doy sexo a mi pareja para hacerla feliz o porque necesito satisfacer mi propio apetito?
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